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Vacanze romane (1ª crónica)

Vacanze romane

Volver a Roma, con la ausencia de casi veinte años, puede llevarle a uno a pensar, que descubrirá una ciudad nueva, pero para la capital del Orbe, Roma, veinte años es como un suspiro entre Pertini y Berlusconi, sin querer comparar... Hoy Roma sigue siendo la ciudad eterna, la città aperta de Rossellini. De la fontana de Trevi parece que va a volver a salir Anita Ekberg sensual y mojada ante los ojos de Marcelo Mastroianni. Es la Roma que chilla en las pizzerías del Trastevere en verano, como las mujeres de Fellini en Amarcord. El propio Ayuntamiento de Roma ha recordado cada uno de estos momentos con unos carteles por la ciudad donde se puede ver reflejada la escena que recorre nuestras mentes en el cine con la imagen de la calle o de la plaza donde por ejemplo corre la vespa de Gregory Peck y "la princesita" Audrey Hepburn.

Situación de las películas rodadas en Roma

No voy a hacer la crónica de una ciudad tan conocida, porque además, a Roma se le perdona casi todo, tiene el encanto del atractivo de lo lánguido e incluso de lo pasado de moda, el ruido de los coches, la aventura del foráneo cruzando un paso de peatones como si estuviera en El Cairo, o que te cobren como vil turista una botella de agua a tres euros,... se le perdona hasta la suciedad que invade cada vez más sus calles. Pero es así, Roma no necesita de halagos ni de discursos políticamente correctos, es dura como las piedras del Coliseo y desborda los sentimientos de Miguel Ángel y de Rafael por todos lados, es una ciudad que se siente viva y vivida, llena de turistas, muchos turistas, más turistas,... y colas, más colas, colas por allí, colas por acá,... pero en esa misma decadencia esta su magia y la que nos hace volver. Me despido con una fotografía emotiva de mi familia ayer en una Pizzeria que recomiendo, la descubrí porque esta cerca de la Vía Nazionale donde nos hospedábamos, se llama Pizzería da Ricci, bueno realmente de los Hijos de Ricci, y es conocida porque hace de un vino dulce del Norte del Lazio, que es su bandera, el "Est, Est, Est!". Este vino según me contaron tiene su origen en una expresión de un catador del Obispo que al tomarlo gritó "Ese, ese, ese...". La casa es de estas que te recuerdan un viejo restaurante madrileño o de la calle Corrientes en Buenos Aires, donde todo el mundo charla y el ambiente es cálido como el trato de los camareros. ¡Ah...! bueno, y las pizzas ricas, muy ricas.

  • Pizzeria Ricci Est Est Est
  • Vía Genova 32, Roma

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
He estado varias veces en Roma y espero volver pronto. Hay tantas cosas que ver que uno se siente abrumado y cuando ya lo has visto todo siempre queda la passegiatta...un paseo por el Trastévere al atardecer pasa por ser uno de los mejores bálsamos para el alma.

Enhorabuena por la crónica, Paco.